Con el paso del tiempo, la vida, tan lista cuando quiere, hace solita un proceso de selección.
Todos los que tienen que quedarse a tu lado se quedan. Y a los que no tenían nada que aportar los deja ir.
La vida ya no es tan fácil como cuando no había horarios, ni casi obligaciones. Cuando las tonterías ocupaban nuestras preocupaciones y el próximo beso lo era todo.
Vivimos en una espiral de no parar, sin casi tiempo para nada más.
Descubrimos quién está aunque no esté. Quién tiene cinco minutos. Quién aparece cuando más hace falta.
Quién está en las malas, en las buenas y, por supuesto, en las peores.
Quién sabe lo que te pasa, aunque no lo digas, porque lo mira en tus ojos.
Quién te abraza cuando las cosas no salen como deberían.
Quien aparece con un pack de cervezas y un abridor.
Y te abre la nevera.
Quién te dice que esa canción habla de ti.
La amistad pasa a ser otra cosa. Pasa a ser mucho más que eso.
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