lunes, 13 de mayo de 2019

Texto en clave

Bien. Este texto no os molestéis en leerlo. No os vais a enterar de nada. Absolutamente de nada porque será un texto en clave, donde solo podrían interpretarlo tres personas: tú, una persona que jamás lee el blog y yo. Porque va exclusivamente para ti. Además, sé que estás escuchando mi tono de voz. La diva ha vuelto, sí señor. No te has confundido. Seguramente serás el primero en leerlo. Siempre lo eres.

Así que sin más dilación, ponte cómodo, coge un vaso de agua y empieza a beber. El nudo pasa mejor cuando bebes. Y te va a hacer falta. Toda mi mala leche acumulada esta semana tiene un destinatario, vaya... y te ha tocado a ti.

Lo primero gracias por preguntar, estoy bien. He pasado el peor fin de semana de mi vida, pero estoy bien, ¡ah! Espera, ¿qué te voy a contar? ¡Si estabas tú! Pasé una noche en tu casa. Sí, perdona, ya lo recuerdo, pensaba que te habías perdido el capítulo de mi vida en donde me quedo sin casa. Pues eso, estoy bien. Segundo, si quieres preguntar, no andes molestando a nadie.

Ahí va el tema. Me conoces desde hace siete años... Feliz aniversario por cierto, este año, sí que me acuerdo, fíjate. Sabes, perfectamente lo que mis amigos significan para mí, en especial uno. Sí, ese, al que tú tenías tanta manía porque nuestra relación no era sana ni normal. Me toca un pie, por no ser más ordinaria, tu opinión. Espera, que me meto el palo por el culo, ese que os gusta tanto a tu familia y a ti. Me... ofende que no sepas ese detalle. Por mis amigos, no mato, muero si hace falta, y tú no me vas a tocar al que más quiero de todos. Ibas de príncipe azul, ¿verdad? Pues... destiñes, como tantos otros.

Más cosas de las que me he enterado hoy... ¡ah sí! "Ya la tienes, tú has ganado". ¿Soy un cacho de carne? ¿Soy un trofeo? Si no me llegan a enseñar ese mensaje, no me lo creo, no de ti. ¿Celoso? ¡Já! Ya no tienes por qué, ¿no tienes a una novia a la que regalar veleros o cosas de esas que regalas? Ya está, chico, supéralo, y deja de volver a través de mis amigos y más mandando esa clase de mensajes de príncipe destronado. ¿A quién pretendes engañar?

Hay una cosa que no me gustaría contarla en el blog, pero... me toca, lo que me toca. Ese viernes, lo siento, no pasó nada, porque tenía problemas de adultos que resolver, y mi vida era un auténtico caos, fue el peor día de mi vida, y con cariños, polvos vacíos y besos del pasado, esos problemas no se curan. Esto me ha dolido mucho, muchísimo, porque todo el que me conoce, sabe que no me voy tirando por ahí a cualquiera, tengo dos dedos de frente, no me tiro a nadie simplemente por el hecho de que me pica, no soy un tío. Tú, sin embargo, querido príncipe azul, intentas aprovechar la ocasión. Y acabaste en el sofá. Esa es la única versión que hay. No hay más. Cierto que yo estaba medicada, pero no atontada... ¿no? Quizás sepas algo que yo no sé, si es así... Quizás deberías contármelo, no sé. No te estoy acusando de nada, pero eso fue lo único que pasó. Como me llegue a enterar de algo más, te enteras, soy capaz de hundirte el velero yo sola.

Más cosas, sí, si es que hoy me he enterado de muchas. Porque encima eres un bocachancla. La mano la tienes muy suelta, ¿no, hombre perfecto? ¿Eso te lo han enseñado los niños perdidos de la isla de Nunca Jamás? Pues que sepas que eso no es de caballeros andantes dignos de recibir grandes fortunas, quizás se te ha salido un poco el palo del culo. Colocátelo. Te lo repito una vez más, y no es una advertencia, ni un consejo... A mis amigos, ni se les toca, ni se les mira, ni se les habla porque no eres quién... Ni se les acerca porque vuelves a no ser nadie. Nadie, te ha quedado claro, absolutamente nadie.

Estoy cabreada como una mona, te lo juro. Tú me has visto cabreada, y da gracias que no te tengo delante, da muchas gracias. Y da por hecho, que este cabreo me va a durar más de cinco minutos. Ni te atrevas a ponerte en contacto conmigo. Y ya que te pones a contar historias que no son real, he de decir que no eres un ActionMan con un gran sable láser, ¡menos lobos, caperucita! Mira una Caperucita sí eres, porque no terminas de crecer y ya tienes una edad, deja de vivir en tu mundo de multicolor, unicornios y nubes de algodón. La vida, para algunos ya es bastante dura, para que vengas tú a joder. No te lo consiento. ¡Ah! Gracias por haber avisado a mi amiga Belén como te pedí, gracias, ¿eh? Es que sabes lo que pasa, yo te lo explico, no te preocupes, no se te va a mover ni un pelo... Yo tengo amigos, pero amigos de verdad... ¿sabes lo que es eso? Lo dudo, pero sí, tengo los mejores, así como apunte, y hablan conmigo. Hablamos, porque, bueno, eso es lo que hacemos los amigos. Ya sabes. Y te enteras de todo, y atas cabos, y acabas sabiendo la historia... Y sino ya me la imagino, porque tonta no soy. Que me tienes por una niña desde que me conociste, y nunca te han salido tus jugadas conmigo. 

Recuerda una cosa, yo no soy como las demás. Si algo me molesta te vas a enterar, y la voy a montar, y voy a discutir contigo, principalmente porque me va la marcha, y porque no puedo fingir que las cosas están bien cuando no lo están. Soy de hablar las cosas. Si me quieres dejar de hablar, hazlo, me harás el favor de mi vida. Bórrame, pero con todas las consecuencias, y por favor te pido, no vuelvas. No vuelvas jamás, porque no quiero volver a saber nada más de ti.

¡Otra decepción! Es que no puedo más con la vida, ni con vosotros. Mi número uno, mi gran amor, mi Peter Pan, mi valenciano, mi todo, mi mundo, mi relación más larga, el amor de mi vida. Pero... ¿cómo he podido estar tan ciega? Te juro que me hubiera esperado esto de otros, claro que sí, si es que he tenido cada ejemplar en mi vida... ¿Pero de ti? ¿De Mr. Right? ¡Dios mío! Va a tener razón mi madre... ¡soy una idiota! ¿Quizás yo también viva en una parra? Sin enterarme de nada... ¿Sabes acaso como me siento? Eres un problema más, añadido a mi vida. No tienes ni idea de lo que me estás haciendo. ¿Y ahora? Y ahora... Pues, desecha... Gracias, de verdad por hacer que tenga más miedo de enamorarme, por hacer mis murallas más sólidas y dar la razón a mi madre en su opinión... No te confundas, porque no voy a llorar por ti. No te lo mereces. Y nuestra historia tampoco se merecía este final. "La historia de amor más bonita jamás contada". No me creo que haya vivido en una mentira tanto tiempo... Y yo, pensando, que como no sentía nada por ti, ¡podíamos ser amigos! ¿Pero qué vamos a poder? Amigos como tú, no quiero.

No voy a darle más vueltas a todo esto. Tú sabes lo que pasó el viernes, tú sabes lo que ha pasado, lo sabes perfectamente. Yo sé lo que me han contado, lo poco que recuerdo y sé en quién puedo confiar. Y está claro que en ti no. Lo dicho, un mensaje más a mis amigos, uno solo... o una visita... Y te las ves conmigo. No hace falta que te diga más. Ahora piensa que soy un ogro, me da igual. Hace tiempo dejó de importarme tu opinión. Ya estás pidiendo perdón a quién lo merece. A mí no, ni se te ocurra, porque yo no te perdono. 

Sé feliz... aunque dudo que puedas dormir por las noches.

Patricia Izquierdo Díaz




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