Son ya las doce de la mañana. Mientras desayuna, mira el móvil. Pocas notificaciones. No hay mucho que hacer, ya puede meterse en la red a insultar a alguien que no conoce de nada.
No ha funcionado, quizá es mejor inventar alguna cosa para ganar cuatro o cinco retuits. ¿Qué más dará el daño que haga con un bulo? Si, total, desde casa está escondido en el anonimato.
Todavía hay mono, le apetece criticar sin tener idea de nada. Ahí se siente el rey social.
Él lo haría todo mejor, te lo dice desde el sofá.
Antes de dormir, se siente frustrado, toca envidiar un poco más la vida de los demás para que sean buenas
noches.
Ya tienes disfraz para carnaval, insecto de la red.
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