Me he vestido. Me he puesto muy mona. Bueno, lo que se puede. Sé lo que le gusta. ¡Mi camisa vaquera! Iba lista para celebrar el día de hoy. Pero he entrado en Facebook, y he visto su felicitación, la de ella. La de una persona que no tiene culpa de nada. Me he sentado en el sillón. Y he pensado. He pensado en un texto que escribí hace poco... ¿Persona o simio? Soy una persona. Y hoy también, porque reacciono, porque sé lo que está bien y lo que está mal. Porque quizás él no deba alejarse. Quizás soy yo la que ha perdido el rumbo, la lógica y la conciencia.
He vuelto a leer su felicitación. No voy a estropear nada. Me quedo en casa. Me quedo sin buscar plan B, esta vez no quiero más planes. Solo le quiero a él, con su vida, con sus parejas, con su día precioso. Sé lo que quiere. Sé lo que quiero. Y de nuevo, esa pregunta, ¿persona o simio? ¡Persona! Ya lo he dicho antes. Las hormonas, hormonas son. El cerebro es la base de quienes somos. Y nacimos seres humanos, capaces de pensar y anticiparnos a las consecuencias.
Amigas me aconsejan que haga lo que sienta. Si ellos juegan con nosotras, ¿por qué tú no? Porque es lo que critico. Porque es lo que sentencio y hago la cruz. Porque yo no soy como ellos. Porque yo pienso antes de actuar. Por eso me siento en el sillón a pensar. No puedo hacerlo, y declino la oferta. "No puedo quedar, tengo mucho que hacer. Otro día, ¿vale?" Otro día... ¿Qué estamos haciendo? Yo tenía las riendas de esta situación y ahora lo que hago es vivir en un nublado. Esto no es un juego, no para mí. Ese ha sido mi gran problema, o llamarlo como queráis, no sé jugar a querernos... No sé jugar, yo siento. Jugué una vez, e hice daño. Nadie se merece salir mal de un juego. Y más si jugamos a querernos. Lo dejo.
Volveré a ser la cabeza pensante de los dos. Soy capaz de ello. Y soy tu amiga. Puedes subir a verme mientras estoy en pijama. No intento impresionar a nadie. "Gracias por estar siempre" esa ha sido la contestación a mi felicitación. Ay dios mío, cómo no voy a esta con lo que te quiero, amigo. Por otros quince años más.
Patricia Izquierdo Díaz
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