viernes, 24 de mayo de 2019

Fingiremos

Qué sensación la que te deja una ducha después de ir a correr. Correr. Sola. Cuando ya apenas hay sol. Yo, conmigo misma. A mi ritmo, escuchando mis pisadas. Escapando. Huyendo de todos. En silencio. Adoro el silencio. Sola con mis pensamientos. Disfrutando del aire en mi cara. El cuerpo no duele. La mente sí. Mi vida es una montaña rusa. Soy amante de la velocidad. De ver como todo pasa deprisa a tu alrededor, a la velocidad de la vida. Sabiendo que un parpadeo perderás muchas cosas, detalles. Momentos. 

Quería escribir mis pensamientos para aquellas chicas de Facebook que contestan a mis escritos. Las que me aconsejan y me hacen partícipe de sus historias. Qué bonito es compartir. Hoy he corrido más deprisa que nunca, más tiempo. El esfuerzo, a pesar de mis agujetas, es descomunal. Nunca he sido deportista. Y ahora lo uso como vía de escape, al igual que este blog. Me ayuda a recolocar mi cerebro tras el día, que por suerte o desgracias, en mi vida siempre pasan cosas.

Bien, hoy he pensando en las relaciones. Relaciones en sí. Y en como soy yo, que soy un poco antisocial. Hay un chico, del que ya he hablado antes, y no encuentro un mote para que le identifiquéis bien. Pero bueno, es igual, cualquier persona vale como ejemplo. Os pongo en antecedentes.

Soy lo más parecido a un cactus que hallaréis. Creo que el mejor amigo del hombre es una piedra. Suelo ser bastante borde, fría y no dejo escapar mis sentimientos. Mi corazón es débil aún. Me rodeo de murallas, escudos, caparazones y demás, como ya sabéis. El contacto físico tampoco es lo mío, porque es la llave hacia mi corazón, y no está para muchos trotes. El paso del tiempo lo ha vuelto duro, sensible, anciano, pero duro y frío como una roca. Aunque hay gente que sigue encontrando belleza en él. 

Bueno, pues yo no suelo organizar grandes planes. Principalmente porque organizar, lleva tiempo, lleva planificación y muchas veces ni se lleva a cabo. Vale, pues una vez explicado esto. Le he propuesto varios planes. Tenía uno perfecto e ideal para este sábado, que él se lo pierde porque jamás sabrá cuál era, ni creo que lo vayamos a hacer. ¿También os he dicho que soy un poco orgullosa? Bien, soy un encanto, como ya veis. 

Aquí van mis preguntas. Cargo y disparo. ¿Hacer planes es ir detrás de alguien? ¿Es enseñar parte de tus sentimientos hacia esa persona? ¿Es abrirte? ¿Es ser PESADA? Qué opináis de las personas que hacen planes para vosotros. Necesito saberlo. Porque yo no quiero ser pesada y más hoy que tiene un mal día y es posible que tenga la regla(él, sí, es que es un poco femenino). Odio ser cansina. Y si recibo rechazos... Con lo que me cuesta abrirme en ese sentido, no esperará que lo vuelva a hacer, ¿no? No sé si me estáis entendiendo del todo. Sintetizo. No quiero ir detrás de nadie, no quiero ser categorizada como "pesada", no quiero ser una carga para nadie.... Es lo mismo que me pasa con hacer muestras de afecto. ¿Creéis que no me gustan los abrazos? ¿Que no me salen? Me salen, pero soy incapaz de darlos. Me siento débil, como si estuviera dándole al otro la llave para que me hiciera daño. Toma es tuya, hazme trizas como tanto otros. 

Yo creo que no voy a proponer nunca más nada, ya bastante tengo con mi cumpleaños. ¿Es posible que me pierda muchas cosas? ¡Es posible! ¿Me compensa? ¡Sí! Tampoco soy tan interesante como para que la gente quiera planes conmigo. Me preocupa mucho lo que piensa la gente. Muchísimo, desde niña. Aunque intente aparentar que todo me la bufa. No, no es así. Como os digo, intento no molestar, no incordiar, no ser una pesada... Tengo un mejor amigo, ¿vale? Nunca le he puesto "Buenos días" yo primero. Por si molesto. Por si dice mira que pesada, ya me está hablando otra vez.

Creo que ellos no piensan en estas cosas. Creo que no le dan vueltas a nada. Pero con este chico todo es un misterio. ¿Somos amigos? No lo sé, a veces. A veces me deja de hablar, otras me habla de todo, otras se encierra en su burbuja y no quiere amargarse... Claro, pensando como pienso... Yo le cuento todo, casi todo para ser sincera, desde que me dejó de hablar, es verdad que he tomado un poco de distancia en eso. Creo que si deposito toda la confianza en él, como lo estaba haciendo y se va... lo pasaría mal. Muy mal. Ya sabéis que soy muy de mis amigos. Y el bollo sé que vuelve, éste ya os digo que es un misterio. Entonces... Con cuidado. A lo que iba... Si yo le cuento todo, y él no me lo cuenta para no amargarse, ¿qué clase de relación es? La pesada que habla, habla y habla, y el otro se duerme escuchando, o, no estamos jugando en la misma liga. Si no se abre conmigo, está claro que no es como yo. Y lo que me extraña es que empezamos hablando de todo, y ya como que... "me amargo". Pues vale. Fingiré que no me importa. Fingiré que él sabe que si quiere algo, estoy aquí, pero tampoco se lo voy a decir. Fingiremos que tenemos telepatía y que él, aún viviendo en la parra, se enteras de todo. 

Él tiene ayuda, este blog. Aquí soy completamente sincera. Le guste o no le guste a quien sea. Esta soy yo. La que piensa demasiado, la que no se deja llevar por impulsos porque precisamente piensa demasiado. La que analiza cada palabra de cada frase. La que busca mil soluciones para un problema. La que adora a sus amigos y nunca los dejaría solos. Esta soy yo.

Patricia Izquierdo Díaz


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