Otra vez. Yo que me creía experta en ciertas situaciones. Que vendo consejos a todos. Que me manejo sin dificultad en los sentimientos de los demás. Que no me cuesta comprender cualquier cosa. Que soy capaz de empatizar con todo aquel que hable de amor. Que siempre encuentro solución a todos menos a mí.
Yo, que me he bebido todas las novelas de amor, buscando la fórmula que me dé la solución a lo nuestro. Yo, soñando con la psicología intentado analizarlo todo, para comprendernos. Yo, que me he vestido de guerrera, de todo me la resbala, de come hombres, de fría y sin sentimientos… yo, que a base de ostias me he convertido en quien no era. Yo, siendo borde, siendo rancia, siendo estrecha… y un montón de adjetivos más que no me dejan en buen lugar, pero que siempre me han dado igual. Yo, poniendo mala cara a todo. Yo, buscando siempre el problema para desfogarme. Yo, perdiendo las formas. Yo, hablando mal a todo el que se acerca. Yo, que siempre pongo pegas. Yo, siendo chula. Yo, nadando a contracorriente. Yo, esperando recibir lo que no tenía para dar. Yo, queriendo ir hacia delante sin dejar de mirar atrás. Yo, luchando, por superarte.
Y de repente, apareces otra vez. Y todos esos trocitos que he pegado con pegamento, a base de paciencia, de noches eternas, de alcohol en vena, de comparaciones, de reírme de mi misma, de reirme de todo y de todos, de odiarte a muerte, de odiarme, de llorar hasta quedarme seca, de pensarte… se caen. De repente el pegamento no pega y se caen… pero no te creas que se caen poco a poco, sin hacer ruido. No, revientan de golpe. Todos los cristales salen disparados y se me clavan. ¿Y yo que hago? Aguantar el chaparrón, mirar para otro lado porque me marea la sangre. Apretar los dientes y cerrar los puños.
Siempre fui muy intensa. Pero tengo que reconocer, que cuando se trata de ti… todo se magnifica. Tanto lo bueno como lo malo. Y en parte, soy adicta a esa sensación. Porque con nadie más soy capaz de sentirlo. Y cuando lo siento me doy cuenta de que no soy tan de piedra como yo creía y como me gusta que la gente piense. Es que sigo siendo capaz de sentir. Aunque solo sea contigo. Cuando me miras, la felicidad existe. Pero la muerte en vida, también.
Hay pocas diferencias entre tu y yo. Supongo que la principal, es que yo perdone hace mucho y me quede con lo bueno. Tu no. Yo hice todo porque te quedaras, y en verdad yo no me quede con nada. Además de que nunca hemos sido dos. Contando con el miedo, siempre somos tres.
A mi siempre me han dicho que no luchar por lo que quieres, se llama perder. Imagino que por eso siempre luche. Reconozco que no siempre fue de la mejor manera. Y que llego un momento en el que me senté a esperar. Aunque no m vieras sentada. Sinceramente, es que creo que nunca te paraste a mirar.
Lo fácil es ir y venir. Dar bandazos. No querer compromisos, de quedarte del todo ni de irte. Lo fácil es mirarme y tener diez mil porqués, pero no responder. Lo fácil es el silencio. No dar razones coherentes… lo fácil es decir que me quieres pero que por mi bien pase de ti. Lo fácil es echarme de menos pero consolarte metiéndote entre las piernas de otra. Lo fácil es decir que yo soy difícil, que lo nuestro es difícil y que siempre complico las cosas. Lo fácil es echarme la culpa de lo que yo he hecho. Lo fácil es dejar decidir al tiempo. Lo fácil es decir que no es el momento. Lo fácil es desaparecer si las cosa se pone fea y volver cuando todo esta en calma. Pues si lo fácil es olvidarme, déjame en paz.
Nos pasamos media vida buscando nuestra media mitad y nos pasamos la otra media intentándola olvidar. Que triste no? pero si es lo que quieres así será. No m voy a despedir, lo he hecho mil veces y nos hemos encontrado mil y una. No se que voy hacer la verdad… recomponerme supongo. Un fin de semana en casa. Coger el pegamento y reconstruir lo que has reventado.
Volveremos a encontrarnos, solo espero que no me vuelvas a romper.
Belén Triguero Guijarro
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