Sabía que el deporte no era para mí. Que el volver a obsesionarme con bajar kilos no era bueno. Que no sé llevar este tema.
Sobre las diez salí a correr, y no duré mucho cuando mi cuerpo petó. Llevaba todo el día haciendo ejercicio. Y no he sabido frenar. Tanto el ejercicio como la comida me provoca obsesión.
Llevo varias semanas mirándome al espejo y aún no estoy como yo quiero estar. Necesito más trabajo. También se me ha juntado con que se ha convertido en mi nueva vía de escape. Y tengo una vida llena de estrés y problemas. Sólo ha bastado uno para hacerme explotar.
Escribo porque es lo único que sé hacer para no aburrirme. Análisis, pruebas, enfermeras de un lado para otro. Y yo aquí en una camilla, esperando que me digan que puedo volver a casa. Pero no. Aún no. Creo que hemos abierto el cajón de mierda que hace años cerré. Creo que vuelvo a tener 19 años. Sólo que esta vez no es por un chico.
Autoengañarse a uno mismo... Nunca sale bien.
Patricia Izquierdo Díaz
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