lunes, 1 de julio de 2019

Lo que quieres o nada

Y sé feliz. Pero no por alguien. Tampoco por algo. Quizás con alguien.
Nada de eso; sé feliz porque, al fin y al cabo, es lo que mereces.

Loreto Sesma

No trates de encontrarlo en una discoteca. Tampoco en el trabajo o entre los amigos de tus amigos. Olvídate de Tinder, Meetic, Badoo o Match. Y, por supuesto, deja de esperar a que “se aclare” tu ex. El amor de tu vida no está en ninguno de esos sitios ni en ninguna de esas personas. El amor de tu vida eres tú. Deberíamos nacer con un contrato que nos recordara que somos merecedores de lo mejor, y que cualquier decisión importante que tomemos, si va en contra de nuestro crecimiento, es indigna de nosotros.
Todos merecemos que nos quieran y que nos traten con respeto, aunque siempre habrá quien no lo haga. Sobre eso, poco podemos hacer. Ahora bien, hay algo en lo que nadie podrá nunca interferir: nuestra elección de quién y qué nos rodeamos. Para quien quiere compartir viaje, hacerlo con una persona buena, valiente y que nos ame tal cual somos no es solo un regalo que disfrutar si te toca, ni tampoco es solo un derecho, es una obligación con uno mismo.

La pregunta importante es “y tú, ¿qué quieres?”. Definir aquello que buscamos es el primer paso para poder encontrarlo. Cuando no somos firmes es esto, nos pasa como a quien va al IKEA sin una lista o las cosas claras: volvemos con el carro lleno, poco de lo que necesitamos y los bolsillos vacíos. Cualquier cosa vale para quien no sabe lo que quiere.
Señalar a la otra persona como responsable de nuestra insatisfacción es síntoma de falta de autocontrol y dominio sobre nuestra propia vida. Si lo que ves no te gusta, déjalo o aléjate, pero no rebajes tus preferencias. La sencillez está muy bien para la vida material, pero cuando se trata de buscar pareja no vale con un Seat Panda. Tu corazón debe viajar en Ferrari.
Si no puedes tener lo que quieres, al menos no te quedes con lo que no quieras

La vida es demasiado rica como para llenar nuestros bolsillos de personas y vivencias deslucidas. Si no llega lo que tú quieres, disfruta de la infinidad de placeres que cada día se te presentan en bandeja. Sírvete de los amigos, de la naturaleza, de tus aficiones o de tu intimidad, pero nunca le pierdas la cara a la vida. Pídele tanto como sientas merecer y sé paciente, porque cuando tu tren pase a buscarte, no puede encontrarte en el andén equivocado. Aprende a aguardar tu momento. Nuestro valor es tan alto como el valor de nuestras decisiones. Elige al alza. Selecciona bien aquello de lo que te rodeas. Hazlo con el cuidado, el criterio y el mimo de quien se sabe merecedor de lo mejor. Enseña al mundo que no te regalas y que, en tu vida, lo que quieres o nada. Serás imparable.

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