Los pesares con el recorrido de los años agobian cada día más, y cuando uno no tiene con quien compartirlos, son todavía peores.
Lo que en realidad quiero decirte, es que aunque no lo tengas muy presente, yo siempre estoy aquí para ti, no como el hombre que toma tu cintura y te promete prósperos futuros, pero como la hermana que camina a tu lado, que te tiende la mano para que te levantes de los tropiezos, y que está siempre dispuesta a compartir una auténtica sonrisa o llorar todo un mar si es necesario.
Amiga, que no hayas encontrado al amor de tu vida no significa que no seas hermosa por dentro y por fuera, o que no seas capaz de encontrar la felicidad dentro de ti.
Sé que alguien hecho a la medida para ti está allá afuera, esperando a que el universo ponga todo en su lugar para que las piezas del rompecabezas logren encajar a la perfección unas con otras.
Que el destino tiene un plan increíble para ti. Que pronto todo será dulce y de color pastel.
No te desanimes, descubre lo maravillosa que es la vida con cada abrir y cerrar de ojos.
Respira profundo inhalando todo aquello que te da paz. Corre libremente y mira hacia adelante, dejando que el sol ilumine tu cara y encienda tu pasión.
Trata de desenvolver la personalidad tan sencilla y humilde que se ha ido perdiendo entre capas de hipocresía y pretensiones. Sé simplemente tú misma.
Ríe, llora, ama. Pero sobre todo, VIVE. Los minutos no vuelven y el tiempo jamás perdona. Y recuerda siempre que yo estaré aquí para ti.
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