Hola, esta carta es resumen de algunas noches sin dormir, muchas canciones de cantautores que a ti te interesan una mierda y varios folios arrugados en la papelera de mi habitación.
Escribo, ya lo sabes. Cómo no lo vas a saber, como tú dices, hay días que parece que me lee España entera.
- Y algunas zonas de Sudamérica - me dices sonriendo. Si encuentras algún huevo entre tus fiestas de copas de garrafón y besos sin sabor, dedícale cinco minutos a mis palabras. Después de tanto tiempo, buscando algo que creía olvidado, apareció tu pelo. Bueno, tu pelo y esa sonrisa tan peculiar. No perfecta, al igual que la mía, peor llena de cosas que expresar. Que no dices ni una cosa buena, aunque la pienses. Te pega más callar y seguir haciendo como que nada te importa.
Todavía te duele, y te escabulles de mis planes, con ese "No" que suena tan "ojalá me saliera". Y yo, deseando ponerte rojitas las orejas. Aunque solo fuera por un cuarto de hora en una vida.
Y ya, ya lo sé, no soy el mejor, no me verás con la camisa abierta en ninguna discoteca. Soy más de cazadora vaquera y de hacer cosas raras que nadie se espera, de escribir frases en el mantel de papel que ponen en algunos bares de carretera. Y como dice Leiva: "Quédate, aunque sea un rato".
Por ti me conformaría. Al menos por varios ratos. Mientras mi cabeza siga pidiendo la droga de verte reír.
Me voy, que he quedado.
No contigo.
Sé feliz.
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