sábado, 21 de marzo de 2020

Miedo

Mientras compra regaliz rojo en el kiosko, se coloca el pelo y echa la vista atrás. Ya no se fía de nada, de nadie. Cuando aparece alguien interesante, lo esquiva.

Sus ojos viven más callados de lo normal. Antes hablaban a todas horas. Le hicieron daño, tanto, que cada vez que algo le ilusiona, tiene miedo, mucho miedo.

Sus labios quieren volver a ser deseados, pero el miedo a verlos agrietados de llorar los hace callar y callar. Su piel es suave y sensible, está cansada de solo ser rozada por interés.

Da el primer mordisco... Adora el regaliz.

- Taxi, siga a esa tristeza.


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