sábado, 21 de marzo de 2020

Vigo

- Vigo es feo - me dijeron un día.

Quizá visto desde fuera puede parecerlo. Otra cosa es vivirlo. Solo te das cuenta de todo lo que significa el día en que te levantas en otro lugar y no notas esa brisa de mar ni ves gaviotas arrasando con todo. Cuando caminas por calles y nunca subes ni bajas ni encuentras un rincón cualquiera donde pararte a pensar ni puedes sentarte en el espigón ni ir hasta la Guía para ver el mar entre rocas.

Cuando no puedes irte un domingo por la mañana a pasear descalzo por la playa ni a tomar un helado por la Alameda. Cuando -¡joder!- hasta extrañas los bocatas de Maryline. Cuando solo estás deseando volver a ver el puente de Rande mientras entra el tren en la ciudad.

Qué feo tan precioso eres para mí, Vigo.


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