Vivir en la tierra, pero, joder, tú eres mejor que la luna.
Desde el suelo lunar de tus clavículas, observo y cuento lunares en vez de estrellas.
Cuento en besos tu espalda y en caricias tus muslos.
Me vuelvo loco al admirar la marca de nacimiento que cubre esa zona de tu cuerpo.
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