Érase una vez una princesa moderna. Vivía en mi ciudad. En la segunda planta de una torre céntrica. Era coqueta. Tenía un espejo enorme en su mazmorra. Se vestía y desvestía mil veces antes de quedar con príncipes y dragones. Rímel y planchar el pelo.
Su pelo ondulado caía por la ventana mientras pensaba. Llena de miedos.
Miedo a volver a sentir dolor. Miedo a parecer vulnerable una vez más.
Había un pequeño príncipe que rodeaba su mente. Le daban ganas de hablar y bailar. Entre tanto bufón, alguien que le hace perder el control. La miraba con deseo. La hacia volver a la torre empapada. Saltando de su caballo sin mirar atrás.
Ella no lo sabe, pero se va a enamorar.
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