sábado, 21 de marzo de 2020

Arrugas

Noventa años ya. "Cómo pasa el tiempo", pensó. Y sentada en el sofá del salón vio a su nieta, atenta a la tele. Le encantaba contemplarla: tan joven y radiante.

Le dijo que se acercara, y sacó un espejo. Su piel, arrugada, todavía desvelaba su antigua belleza.

- ¿Ves todas estas arrugas? - le preguntó -. Pues no creas que son por la edad, son de reír sin parar.

Las dos sonrieron a la vez, y su nieta, en silencio, descubrió lo feliz que había vivido su abuela toda la vida.

- Voy a por galletas y la leche, abuela - dijo.

Y pegó un salto desde el sofá.


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