Una noche más ahí está, sentada en el sofá, sin una pizca de ganas de sonreír. Lee un poco para olvidarse de todo, mientras su compañía solo tiene ojos para la tele.
Todo se ha vuelto una gran rutina. Lejos quedan aquellos besos llenos de ternura y los momentos donde daba igual donde estuvieran porque era totalmente feliz.
Ya casi no se besan, un beso lejano al llegar a casa y nada más. Hacen el ¿amor?, pero con mirada cumplidora.
Vive siendo un volcán que explota poco. Toda esa fuerza que lleva por dentro se queda guardada. Solo quiere sentirse deseada. Pero cuando se gira en la cama, solo quedan lágrimas de cara a la pared.
¿Habrá una noche más? No lo dejes pasar.
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