Cuando estoy en los bares siempre suena tu canción.
Casi no te recuerdo, pero voy por la calle silbando y tienes la capacidad de cruzarte conmigo.
No me subo al calcular para no pasar por tu portal y subes en la penúltima parada.
Sonrío y justo asoma tu "hola" en el WhatsApp.
Cojo un libro de mi estantería y lo abro por la página donde dejaste escrito tu "te quiero".
Y ya verás cómo voy a Madrid y sales del metro cuando yo entro.
Te odio, te quiero.
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