lunes, 30 de marzo de 2020

Lanzarse al vacío

Estabas muy abajo. Y desde allí, apareció tu cielo. Escalaste, poco a poco.

Respiraste fuerte al llegar. Saltabas y reías. Era el precipicio más bonito por el que habías paseado jamás. Te arrimabas al borde de sus labios cada noche. Te columpiabas fuerte de sus caderas. Pero un día se rompió la cuerda de vuestra mirada y caíste... sin paracaídas, sin control. Al vacío.


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