Hola, buenos días.
Es domingo. Me he despertado temprano.
Dicen que los domingos son los días donde las personas más profundamente piensan. Donde hay más pizza recalentada y cosas de las que arrepentirse. Dicen que son días de no quitarse el pijama o de ir a tomar helados por la tarde.
De parejas compartiendo espacio, que igual no ganas. De hablar y que ya no signifique nada. De algún paracetamol.
De escuchar canciones en bucle. Esas que no puedes parar de escuchar y siempre te dejan muy metido en la mierda. Y las vuelves a poner. De levantarte en camas equivocadas. O en algunas, que mal que te pese, no volverás a rozar.
De duchas (o baños) relajantes, que algunas veces no relajan nada. De ganas de escribirle aunque sepas que no te va a contestar. De comidas familiares. De ir al pueblo. De besar contra la pared del pasillo. De gafas de sol. De verte en línea (otra vez) y que me sigas ignorando. De hoy te quiero y mañana te digo que no.
De los cotilleos de "qué fuerte, qué fuerte, no sabes lo que pasó ayer". De ti, que no hablas, pero miras.
Profundamente.
Y entre todas esas cosas, yo solo tengo ganas de verte. De besarte y que muerdas la almohada. Cuenta las horas que dura tu ropa mi olor, cuando vuelvas a casa.
Feliz domingo.
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