Hace tiempo que hace frío. En la calle no demasiado, pero por dentro no hay abrigo. Recuerda con ilusión su primer amor. Hacía todas las tonterías que nadie podía imaginar. El segundo marcó todavía más. Y lo que es peor, dejó cicatrices. De esas que no se ven, pero que tú notas siempre.
Y poco a poco el tiempo ha pasado, casi sin enterarse. Entre cosas sin importancia y frío. Mucho frío. Algunas veces se para a pensar, cuando acaba el día y la habitación está oscura. Qué horrible sensación esa de tener ciertas dudas de que alguna vez vaya a sentir no solo algo parecido sino, simplemente, sentir algo.
Así día tras día. Y supongo, que esa es la peor sensación del mundo.
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