¡Qué ironía! Este día de niebla me aclara las cosas.
Supongo que tú no tienes la culpa, pero buscamos cosas diferentes. Caí en tus labios, en tu forma de tratarme. Nunca nadie lo había hecho así. Lo que no imaginaba es que eso fuera para un rato. O lo que es peor: para los ratos que querías tú.
No te imaginas las veces que quise decirte que sería la última vez, que esta sería la última caricia.
Me suena imposible que yo sea capaz de pronunciar la palabra… pero es «amor» lo que yo siento por ti.
Y creo que para ti, soy solo unos cuantos polvos.
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