Respiro agitadamente. Acabamos de corrernos y ya tengo ganas de besarte de nuevo. Quedarnos quietos y abrazados, respirando fuerte.
Ahí quietos, rozando mis dedos por tu espalda.
Así, así me quedaría toda la vida. Pecho contra pecho. Soñando con los ojos acalorados.
No sé si el amor se parece a esta sensación, pero no te levantes todavía, por favor…
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