No voy poner nombres, no son necesarios cuando su hastío abrasa. Tampoco voy a mencionarlos, no vaya a ser que algún recurso se me abra. Que por cierto, la amenaza sí es delito. He sacado la basura en Instagram, Facebook y WhatsApp. Sí, llegó el bloqueo, que no poético (por cierto, gracias). Menuda me has liado, amigo, tú y tu novia, o lo que quiera que sea.
Es curioso como la cuarentena despierta mi lado blando, del tuyo, no puedo decir lo mismo. No te equivoques, no tendrás tu minuto de protagonismo. Solo vengo a dejar claro que nadie me acobarda. A pocas luces, lo que quiero es despedirme, cerrar este capítulo cuánto antes. ¿Capítulo? Más bien prueba gratis de Spotify.
No te voy a mentir, escuchar tu quejido fue interesante, incluso divertido. Siempre tuve un donaire de psicóloga o complejo de flamenca. Pero, lo que empezó como una obra de misericordia se ha tornado más bien en una pesadilla. No me hace falta más drama, ya lo pongo yo con mis letras. Y lo siento, aunque poco he de sentir cuando en mí no remueve la culpa. Ya que esta solo a ti guarda sombra. Tal vez tu error mundano sea no saber cortar a tiempo. Tal vez estéis predestinados a lamer la hiel y cicatrices.
No preciso de tu réplica, no me la des. Tú ya has hecho un juicio inverosímil sobre mis pasos, cuando lo único que yo buscaba era ayudarte a caminar. Con esto, te deseo que completes este juego de damas que has empezado. Pero recuerda, las mantis después de hacer el amor se comen a sus parejas.
Que encuentres lo que buscas en el candor de unos labios negros de vodka, que seas feliz viendo crecer el fruto de otro amor o más bien, de otra dama de asueto.
Fue un placer, sí, fue un placer compartir escenario poético, por supuesto no conocerte. Pero todos dejamos enseñanzas en la gente que nos pasa, aunque algunos nos pasen por el forro.
P.D. Gracias D y S.
Patri Izquierdo Díaz
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