Esta vez no ha sido demasiado tarde. Otras noches tarda bastante más. «Una reunión de trabajo», de esas que se alargan hasta algún hotel. Tenía que asistir, era muy importante. Nada de faltar.
Su cuello tiene un olor distinto, no huele a la moderna oficina. Esa mezcla de perfume desconocido y sudor.
Le dio un beso, y no le dijo nada más. La venda de los ojos duele, pensando en otros momentos no tan lejanos.
Sus ganas van por caminos distintos, de autopista a callejón sin salida. Una sonrisa antes de dormir, qué hipocresía ser capaz de eso.
El fuego de las excusas está ardiendo, ya no tan lento, va tocando abrir los ojos de pleno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.