domingo, 26 de abril de 2020

Un enigma de ojos azules

Buenas noches. 

Es raro que os las de, pero estoy nerviosa al escribir esta entrada. Porque es la única entrada de mi blog que va  a ser leída ante de ser publicada y que me gustaría que me diese su consentimiento la persona de la que voy a hablar, si es un no, lo siento, jamás lo leeréis. 

Bueno, hace unos días, cinco, yo creo, más o menos. Me habló una persona del pasado. Un compañero del cole. Le agregué a Facebook, porque me salía en sugerencias y bueno, le di a añadir. Jamás pensé que fuera a hablarme. Nunca, si hubiera hecho una apuesta, hubiera perdido.

Por lo que he hablado con él, es una persona que no conozco, os podría decir que es casi lo opuesto al recuerdo que yo tenía de él. El chico más guapo de la clase. A mi parecer. Los puñeteros ojos azules, ¡que me pierden desde que tengo uso de razón! Pero era tan guapo, como tonto. Y mi recuerdo, es así. Ayer lo hablé con él, y bueno, desconocía gran parte de mi experiencia en el colegio. No sé si ahora que la sabe, puede llegar a comprenderme, ni siquiera a compartirla, pero si a entenderme un poco más, espero.

El caso, es que me ha quitado el recuerdo de mi pasado de un plumazo. Le sigo viendo muy guapo, pero es que encima es majo. Pero, lo que más me llama la atención de él, es que es todo un enigma... Y eso, como ya sabéis, es algo que me vuelve loca. Me atrapa. ¿Un enigma, por qué? Bien, lo voy explicar lo mejor que sé. Tiene sus cosas, sus demonios, sus fantasmas, que eso forman parte de todos, cada uno tiene los suyos... Pero los de él... Me remueven. Quiero escucharle, no leerle, quiero saber más, me encantaría hacerle mil preguntas de todo, me parece además un chico sensible, empático, ¡maduro! Por favor, quién iba a pensar eso de él (evocando al pasado), pero sí... Tiene una historia impresionante... Buena, mala, regular... Me atrapa escucharle... Y soy consciente de que no sé ni la décima parte de lo que lleva dentro. Pero no me asustan los dementores. Hay pocas cosas en la vida que me asustan ya.

Creo que unos ojos siempre hablan más que una letras, que unas palabras dichas por una boca. Me parece que es un superviviente y, que él no lo ve. No sé cómo lo ha debido pasar, me puedo hacer una idea por lo que hemos hablado, pero seguramente no me acerco a la realidad. Con él, intento ir con pies de plomo. ¡Yo! La que va sin bozal por la vida, y riéndome hasta de mi sombra. Pero con él no, me saca la parte tierna, me hace pensar todo dos veces. ¿Le molestará si le hablo? ¿Y si le pregunto esto? ¿Seré cansina? ¿Quizás me he pasado llamándole... Robocop? ¿Quizás necesita espacio, puesto que no somos amigos? Todas estas preguntas, ¡para preguntárle qué tal lleva el día! Porque me hago una idea de lo que hay. Porque... ayudar es mi vida. A mis niños, a sus familias, a mis compañeras, a mis amigas... A mi familia. Soy así. No puedo evitarlo, pero también soy consciente de que hay gente que prefiere llevar todas sus cosas en soledad y para uno mismo.

Dejar claro, que mi intención de escuchar su historia por supuesto no es porque me de pena, al contrario. Me parece un afortunado, y se lo he dicho a él, es curiosidad... Es puro interés. ¡Me apetece escucharle! Y punto.

No nos conocemos, supongo que es el problema de esto. Que diez años, son muchos. Juraría que él no me recordaba así. Y por suerte, él ha conseguido que mejore mi recuerdo de él. Siempre he estado informada de su vida. Quizás porque no me caía tan mal en el fondo. Quizás solo había que pulirlo... Aunque en la forma que ha sido pulido, no ha sido muy justa, ni para él ni para nadie.

No quería escribir de él en el blog. Pero sí quería contaros cómo me siento yo frente a él. Luego... otro tema, es que, me hace querer contarle cualquier cosa, ¡no lo sé! Pero hablar es fácil. No tenía pensado contarle nada de mis problemas. De mis "problemas de mayores" como digo yo, aquellos que no sé solucionar a día de hoy. Pero lo hice. ¿Me arrepiento? Pues no lo sé. Es muy raro todo. Estoy muy cómoda con él, pero... Prácticamente somos unos desconocidos, y tengo miedo. Tengo miedo a depositar de nuevo la confianza en alguien y que me la vuelvan a dar. Es un problema solo mío. Pero con él se me olvida que tengo miedo. Luego ya reflexionando, digo, ¡ay, madre! Un día me bloquea, va a pensar que estoy como una puñetera cabra... Pero no me importa, ¿sabéis por qué? Porque con él he sido cien por cien yo desde la primera palabra. Entonces, qué piense lo que quiera...

Es todo un enigma, señores... Todo un puzle... O un rompecabezas... Y si yo soy WonderWoman... Él no se queda atrás, solo tiene que creer, un poquito de polvo de hadas y segunda estrella a la derecha... Con un poco de magia de Campanilla.... ¿Qué opináis?

Patri Izquierdo Díaz



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