"No pierdas el tiempo golpeando una pared con la esperanza de transformarla en una puerta"
Coco Chanel
Pues sí, a veces permanecemos al lado de personas que creemos que están pasando por un época muy mala, que están un poco despistados o subidos a la parra e intentamos permanecer a su lado dándoles los mejores consejos. Intentamos estar ahí golpeando su magnífica pared, con esa... cada vez más pequeña esperanza de transformarla en una puerta.
Os voy a decir un secreto que hace tiempo me dijo mi primo Alejandro (mi vida entre Alejandros, como podéis ver)... La gente no cambia. La cabra tira al monte. La gente es como es, cada persona es un mundo pero no cambian... Y yo, tonta de mí, creí que sí, la que gente despistada o desubicada solo estaban pasando por una fase en la que tenían que volverse a encontrar, pero no. Tengo que darle la razón, hay gente que no cambia, se queja, llora por lo que hace, siente esa pequeña culpabilidad y vuelve a caer en lo mismo.
La gente así me cansa. Yo soy de las que intenta mejorar cada día, hablar con mis amigas y estudiar cada punto de vista de ellas. Probar mil caminos diferentes para una solución, probar y fallar, probar y fallar, hasta que siempre encuentras el camino correcto. Quizás tarde más en dar con la solución a mis problemas, es posible, pero crezco cada día como persona, y mi visión sobre los problemas es muy amplia, y se llevan de otra manera. Pero para pensar, debemos de hacerlo con la cabeza, no con otras partes del cuerpo. Claro, que no todo el mundo es igual. Y más si hablamos de hombres, que sabemos perfectamente de que pie cojean.
Pues lo que os decía, me cansa mucho dar consejos, escuchar más de lo mismo, y encima que no sean ni escuchados ni nada. Me pregunto porque la gente hace eso. Mi amiga Belén diría: ¡pues como a tú a mí! Que llevo meses diciéndote que tienes que hacer y no lo has hecho. Sí, Belén, lo sé. Pero a veces acudimos a las amigas simplemente para que nos escuchen. Solo para que nos escuchen. No para pedirles los mismos consejos una y otra vez. Gastamos nuestro tiempo y el suyo.
Cada vez estoy más desencantada con el mundo masculino. Esto sí que es una tragedia. Hablas con uno, y te recuerda a tu ex, a tu amigo, al vecino, al chico que conociste la semana pasada, al que conociste por Instagram, a tu primer noviete, a tu hermano... No sé, y cansa aún más, cuando oyes a tus amigas pensar lo mismo, y cuando oyes a amigas de tus amigas decir lo mismo... y vas ampliando círculos, y opinan exactamente lo mismo que tú.
Belén, te haré caso a uno de tus consejos: "aléjate de los hombres, de amigos, de ex (varios), amigos que aspiran a algo, amigos que no aspiran a nada, amiguetes y cualquier pene por ahí suelto". Quizás si te hago caso, y me doy un tiempo, empiece a verlos de otro modo. Quizás llegue alguno que destaque un poco por su ingenio, porque sea algo distinto al resto. En vez de tanto hablar, que actúe un poco más. En los hechos está el secreto.
Patricia Izquierdo Díaz
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