Y allí, repasándose el pintalabios en el retrovisor del coche.
Siempre lleva ropa interior bonita. Jamás olvida echarse colonia y verse en el espejo del ascensor. Es de esas chicas a las que hasta les sienta como un guante la camisa de su equipaje de fútbol.
Te dan ganas de besarla sin parar. Muchas veces está en silencio, pienso demasiado, colecciona dolor. Y aunque no lo creas, sus silencios dicen más que el resto del mundo a gritos. Una vez lo dio todo y la reventaron por dentro.
Ahora vive siguiendo falsas señales.
Sus párpados se cierran lentamente cuando le acaricias el pelo y poco gente sabe que su punto débil está en la espalda. Adora la playa y meter los pies en el agua. Le encantan los animales: más de gatos que de perros. Araña cuando debe.
La muerdes y sus ojos son todo hambre.
Mírala a los ojos con deseos y la ropa se cae sola.
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