He estado hablando con Belén sobre los domingos. Opina que son días para reorganizar tu vida. Y me ha animado a cerrar el ciclo del motero. Lo había convertido en tema tabú. Me lo había quedado solo para mí... Y a través de Belén, le he mandado esta carta.
Hola. La verdad es que no sé cómo empezar este texto que yo
no te voy mandar, no tengo tu teléfono ni quiero tenerlo. No quiero ver los
estados que puedes subir.
Así que he elegido a Belén. No quiero una respuesta a esto.
Lo hago por mí, porque pasan los meses y no te me vas de la cabeza. Y eso se me
ha convertido en un problema. Dicen que nadie se muere por nadie ¿te cuento un
secreto? Es mentira. Pero no te voy a hablar de mis problemas de salud, en su
día nada de mis problemas importantes te interesaron y saliste por patas. No te
culpo, cada uno hace lo que cree correcto. Pero hay muchas cosas que a día de
hoy no comprendo. Desaparecer así… Sin más. Me hace gracia, a la vez que duele.
No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Yo sí lo
sabía, pero también era consciente que si reconocía mis sentimientos lo iba a
pasar tan mal como todas las chicas anteriores. A las que ibas despidiendo
porque se enamoraban de ti. Yo preferí callarme y vivir cada momento a tu lado.
Las noches se me hacen difíciles, vuelvo a Lisboa, ¿sabes?
Vuelvo a la primera vez que viniste a mi pueblo o al cumpleaños de Belén. Creo
que recuerdas todos estos momentos. Para mí, sí fueron importantes. Empezaste
siendo el parche de Fernando, y mira tú por donde… El parche se convirtió en
herida. Una herida que no sana. Que cada vez que escucho una moto o tu moto,
que te he visto más de una vez, me va a dar un tabardillo un día. A mí no me
reconocerás, el mosquetero ya no viaja conmigo.
Te he dicho que no busco ninguna respuesta a esto… Y te lo
digo de verdad. Pero es que te sigo echando de menos, y sigo enamorada de ti,
igual o más que aquel 10 de enero en la gasolinera cuando venías llorando
porque el aire te entraba en los ojos. Se me ponen los pelos de punta al
recordar aquello. Supongo que tu familia todo bien. O eso espero. Cuida de
Adri, que es un máquina, a él también le echo mucho de menos. Compartía más
cosas que contigo, ¿te acuerdas? Es un chaval increíble.
Supongo que no lees mi blog, ni ves mi Instagram porque te
tengo bloqueado. No es por ti, sé que no me vas a escribir. Por mí. Por no
quiero poner una “S” y que salgas, y ver que has subido una foto y no pueda
verla. Prefiero como te digo no saber nada. Porque el tiempo todo lo cura, ¿no?
Es otra mentira. Te voy a escribir como si no lo leyeras y no supieras nada de
mí. Llevo un tiempo como pollo sin cabeza, forzándome a buscar el parche que
más rellene el hueco que dejaste. Pof es una basura. Pero bueno, he conocido a
un amigo de Belén, y ahí estamos… sin rellenar huecos… Pero ahí voy. Lo más
seguro es que me canse y termine poniendo punto y final. Pero lo que busco sin
cesar en no tener un hueco para pensar en ti, y es imposible. Ni en el cole,
con mis 20 ositos que tengo, que es el lugar en el que más feliz estoy.
Bueno, es largo, pero sabes que me gusta escribir y que todo
quede bien explicado. Estoy totalmente perdida, y no sé si esto es la solución
y me ayudará a seguir. Pero… Tengo que quemar todos los cartuchos, y salvarme.
Siento haberte molestado. Espero de verdad, que todo te vaya bien y tú al menos
estés feliz y tranquilo. Te lo mereces.
Me arrepiento de haberle escrito, de intentar cerrar círculos que no van a cerrar ni curar nunca. Acabo de escribir a todas las chicas. Al Bollo no. Las voy a necesitar y mucho, tanto si hay respuesta como si no. Casi prefiero que no la haya, porque así fingiré que nunca escribí esto.
Gracias Belén por estar ahí siempre, por tirar de mí cuando yo he decido abandonarme. Como tú dices ni el mejor psicólogo puede ayudar a quien no quiere ser ayudado. Cari, la vida es para los valientes. Para los que creen y saben que pueden ganar batallas. Las mías las he perdido hace mucho. Y mi propia guerra civil, la he perdido. Son demasiados frentes abiertos los que tengo, y son muchos años con los mismos. Sin soluciones. Silvia dice que piense en todos los progresos y cambios que he hecho. Trabajo nuevo, coche, una vida de treintañera... Pero sabes, que yo no veo la felicidad en ningún lado, que el túnel sigue siendo oscuro y mi cuerpo ya no responde.
Gracias a Sandra, Roci, El vecino de Samu, que justo me ha hablado y se lo he contado... Gracias por vuestras rápidas respuestas y vuestro apoyo.
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