domingo, 1 de marzo de 2020

Verás cómo lo logramos

Verás cómo lo logramos.
Verás que sí. Verás que lo hacemos.

Verás que esto también va a pasar, y que por muy oscuro que sea el túnel hay una salida al final. Te lo juro que sí, créeme, que yo he estado en ese túnel miles de veces, que me sé de memoria cada una de sus trampas y de sus oscuridades, y que sé lo que angustia, y que no tienes fuerzas más que para sentarte en medio de él y dejar pasar el tiempo…. Y no. De verdad que no.

Verás que sí. Que lo vamos a conseguir.

Que volverás a tener ganas de reír, y que yo podré de nuevo disfrutar esa risa que a veces me pone la cabeza loca, y volverás a hacer las diez mil niñerías de media que sueles hacer al día, y volveré a pedirte por lo que más quieras que te calles un ratito que eres insoportable, y volverás a hacer todo eso con la naturalidad de siempre, sin más, como quien se ha olvidado que un día le dolía hasta respirar.

Como quien habla de la imposibilidad de vencer a las sombras mientras sin darse cuenta está iluminando la habitación entera sólo con su existencia.

Verás que sí. Que lo vamos a lograr.

Que por muy imposible que lo veas ahora volverás a sonreír, y de nuevo verás que no todo es gris (aunque es un color precioso, por cierto), y que todo va a salir bien, aunque eso sí, no te diré que vas a volver a ser la que eras. Y no te lo diré sencillamente porque nunca has dejado de serlo. Ni en la más profunda de las miserias, ni en el mayor de los problemas. Tu esencia siempre está en ti. Siempre eres tú. Siempre eres reconocible. Y no sabes lo bonito que eso.

Sí, esa sonrisa volverá, y yo volveré a verla en primer plano, y seguirás siendo la misma, sólo que alegre, y seguirás siendo la misma, sólo que vistiendo de color, y oye, que si no seguimos de gris y sin problema, que es un color que pega con todo (creo, aquí tú eres la que entiende mucho más que yo de esto).

…Y los monstruos se volverán cachorros domésticos, y los demonios aterradores serán diablillos traviesos sin maldad, y la ansiedad será una señora vieja y pesada de la que nos reiremos cuando se quede dormida viendo la novela y te des cuenta de que en absoluto era esa entidad insuperable.

Lo que quiero decirte, mi vida, es que no importa cuánto tardes ni lo bajo que caigas. Cuando te canses de estar ahí abajo, cuando decidas que es tiempo de subir, cuando sientas ganas de volver a respirar, sabes que voy a estar aquí, esperándote.

Como siempre.


Costará, pero de peores hemos salido.
Lo conseguiremos. Codo con codo.
Nosotros no conocemos otra forma.
…Ni nos interesa hacerlo.


Ya verás que sí.
Verás cómo lo logramos.


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