He estado dudando si escribir esta entrada o no. Pero lo quiero hacer público. El Repollo me ha escrito, dándome las condolencias por todas las pérdidas familiares que estamos teniendo. Es cierto que hasta su mensaje, hubiera querido cumplir mi deseo de escupirle en la cara la próxima vez que nos viéramos.
Ahora mismo, por la situación que vivimos, que tú te fueras a ver catedrales o no, es lo de menos. No soy rencorosa. Me dolió, y es una experiencia más que sumo a mi historia y que me ha afectado de una manera que no procede explicar en esta entrada. Aún así, quería agradecerte de forma pública, como he contado otras cosas, cuento también esto, tu mensaje, tu preocupación por mi y por mi familia y tus palabras de aliento en este momento, que sinceramente me sorprendieron mucho para bien.
En estos momentos, y este intercambio de mensajes, espero que tengamos una relación cordial, donde el saludo sea lo más normal del mundo y no sienta ninguno de nuestros gestos como algo forzado.
Gracias de corazón, una vez más, por tus correctas letras, tus formas y por estar a la altura, como siempre, en estos momentos. Gracias.
Patri Izquierdo Díaz
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