Igual tenemos despertar una mañana cualquiera y no sentir nada. Tememos querer y que nos jodan. Otra vez. ¿Cuántas van? O que todo lo bonito de hoy se vaya mañana con una nota borrosa en la nevera. Y nos ponemos nuestro caparazón y salimos a la calle cubriéndonos el miedo.
Vuelve a llover.
Miedo a mirarnos en el espejo y no reconocernos. Sonriendo a nuestro reflejo. O ver una película y reflejarnos en la pantalla. Quizá sea temor a que no sean capaces de ponernos la piel de gallina como aquella primera vez. Igual tememos que Extrmoduro tenga razón y estemos en una calle sin salida.
Cerrada al público.
Me gusta temer. Solo me preocuparé el día en que no tema nada. No temas nada, Lady Madrid, abrázame, dos veces y fuerte.
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