Nos gustan demasiado las cosas a medias. Ni amigos ni novios. No contigo ni sin ti. Y, al final, siempre terminamos yo queriendo y tú agobiada.
Nos hacemos polvo, y con el
tiempo volvemos a empezar el proceso.
Como si no supiéramos que lo
nuestro es calor para hoy y dolor para mañana.
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