domingo, 2 de agosto de 2020

Lo que no puede plasmar una cámara


 ¿A dónde vas con la cámara? Conmigo no la necesitas? – te pregunto algo molesto.

 - Quiero capturar cada momento juntos. Hacerlo eterno, y que cada vez que alguien vea nuestras fotos, no pueda evitar sentir envidia.

  No suena mal, pero te propongo algo mejor: disfrutar de cada momento. Centrarnos en vivir, pensar sólo en nosotros. Una fotografía no guarda tu perfume de los sábados, ese que tanto me gusta. No guarda el calor de nuestras manos mientras juegan para calentarse del frío. No guarda nuestras ilusiones, como la que siento cuando estoy todo el día esperando para verte, tampoco la sensación de volar que experimento cuando por fin lo hago. No guarda la chispa de electricidad que me provocas con un beso en el cuello, ni tampoco la sensación que lleva a mi vello a terminar de punta. No guarda lo que enciendes cuando la ropa está en el suelo. Y, sobre todo, no plasma, ni de lejos, lo que siento por ti. Tú y yo somos tan especiales, que estamos a años luz de los que pueda guardar cualquier foto.





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