Ojalá fuese tan fácil como me lo
cuentas. Bueno, realmente lo es, pero para ti. Tú eres la que juega con fuego y
yo soy el que se quema.
Ojalá no te aproveches de saber a
los que estoy dispuesto por ti. No sabes cómo desearía no quererte tanto y
darte el trato que te mereces.
Ojalá algún día te quemes tú por
alguien como yo lo hago contigo. Que te ahogues comprobando como duele querer
de verdad y que te correspondan a medias.
Y, ahí, ojalá te acuerdes de mí y
me llames. Y ojalá en ese momento sí sea capaz de mandarte por fin a la mierda.
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