domingo, 23 de agosto de 2020

Viernes. Parte I.

 - ¿Cómo te atreves a hacerme venir porque no contestas a mis mensajes? - viene el Bollo cuesta abajo por mi casa hecho un Miura.

- ¿Qué...? - me doy la vuelta dirección a la entrada - Ibas a venir a hacer los descensos esos, ¿qué mes estás contando? ¡Que yo ya lo sabía! Y no por ti, precisamente.

- ¿Ahora te tengo que dar explicaciones de todo? ¡No eres mi novia! ¿No crees que te estás tomando muchos derechos - me dice gritando.

- Baja la voz, que yo no te estoy gritando. Por supuesto, que no soy tu novia, ya tienes una, a mi no se me olvida pero a ti sí. Muchas veces, de hecho - respondo aparentemente relajada.

- ¿Esto es por lo del pantano? ¡Puedo ir con quiera! Y no tengo por qué contártelo - me grita aún más. Sé perfectamente que hablarle calmada le saca aún más de sus casillas. Es como hablar con una misma.

- No quiero otra "chochi" en mi vida... Y por supuesto que puedes hacer lo que te salga del pito, y es lo que vas a seguir haciendo de ahora en adelante, porque no te quiero volver a ver... - esa última frase se la dije sin mirar a los ojos.

- ¡Tú te has ido con Dani! - me reprocha.

- ¿En serio vamos a empezar con él y tú más? - me río - La diferencia, amigo, es que yo te lo he contado, y entre Dani y yo no hay nada. Y no somos novios así que tampoco te debo ninguna explicación. Déjame en paz, por favor.

Me coge del brazo y me tura hacia él.

- Esto no se va a quedar así, no me he hecho un montón de kilómetros para que pases de mí - me dice.

- ¿Yo paso de ti? ¿Quién se va solo por ahí? ¿De quién no sé nada durante días? ¡No voy a ir detrás de ti! Estoy cansada de este juego, estoy harta de estar mendigando. Las cosas tienen que ser fáciles. Tú me quieres, yo te quiero pues estamos juntos. ¿No me quieres? Pues pasa de mí, pero... ¡Pasa! - dije elevando la voz cada vez más.

- ¿Ves? ¡Eres insoportable! La vida no es blanco o negro, siempre llevas todo al extremo...

- Creo que tú y yo hemos pasado por todas las gamas de colores, no seas injusto. Más no nos queda por hacer, salvo que tú tengas cojones y apuestes de una puñetera vez por lo que te hace feliz - le interrumpí.

- ¿Crees que esto me hace feliz? Ahora sólo querría matarte porque tú tampoco das el cien por cien.

- ¡Perdona! Tú sí, desde que empezamos hace un año con todo este teatro, solo he tenido el cincuenta por ciento de ti, sino menos, depende si vas de pantanos o no... - suspiré cuando un recuerdo se me pasó por la mente - Esto ya lo he vivido, tú de pantanos, el otro de catedrales... y el otro con el harén directamente. ¿Tan difícil es decirme que no quieres nada conmigo y se acabó?

- Yo no soy como ellos, sino no estaría aquí discutiendo con la persona que me da más dolores de cabeza del mundo, que te mataría si fuera legal e incluso seguramente la policía si te conociera, me lo permitirían, porque eres insufrible - me dice gritándome.

- Y tú un gruñón que nunca nada es suficiente para ti, un cobarde que no apuesta y que se esconde detrás de lo insulso pero como tiene garantías... ¡ah! Y que le jodan al otro. ¡Un insensible! Lo tienes todo, eres la joyita que todas pediríamos a los Reyes Magos, no te jode. Eres la puta perfección en persona, la obra de arte que se ha salido de los museos - dije atacándole y acercándome más a él.

- Patri - me cogió mi primo - ¿os vais a pegar? ¡Estáis gilipollas!

- No te metas, porque a este me le cargo - grité con los ojos sacados de la cuenca.

- Quítate - él apartó a mi primo y me empujó contra la pared agarrándome de los hombros - Te odio, Patri, te odio como nunca he querido a nadie.

- Eso no es tuyo. Es de Luis Ramiro, también eres un copión - dije mirándole a los ojos. Yo no me achanto ante nadie.

- Te juro que si no te quisiera como lo hago, te mataba - dijo acercándose a mí.

- Quiéreme menos, y quiéreme mejor...

- Eso tampoco es tuyo, señora escritora - y me besó.


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